LOS SETENTA
Mi
avance a través del tiempo
es
de vértigo.
Un
relámpago es lento.
Un
suspiro, ni un suspiro.
El
parpadeo es largo en su rapidez.
Lo
grave deja de serlo,
no
hay momento.
No
puedo parar,
detenerlo,
ausentarme,
no
esperarlo.
Todo
inútil, ¡llevo prisa!
¡Que
nadie se interponga en mi camino!
No
pararé por nada
ni
nadie.
Pueden
caer del cielo peñascos,
ni
uno acertará.
La
cabeza está en los hombros
como
el sol en su principio.
Seguiré
mi camino.
Por
más que se empeñen,
por
más que lo intenten,
me
niego a parar.
¡Ya
están cerca!
¡Ya
los veo,
los huelo,
casi
los estoy viviendo…!
Están
aquí irremediablemente…
Solo
un milagro,
solo
un milagro puede evitarlo.
Evitar
llegar a la meta
es
solo posible
con
la palabra mágica… “¡Detente!”
Necesito
a Josué.
Necesito
trompetas y murallas
para
derribar.
La
vida sigue su curso.
Solo
el silencio es eterno.
29/4/14
Creo que el poema expresa muy bien la sensación generalizada de que "el tiempo vuela". Cuantos más años cumplimos, más vértigo...Solo la infancia fue larga...Después, las decenas se acumulan sin darte ni cuenta. Pero esperemos seguir acumulando décadas y que "el silencio" nos quede lejos todavía... ¿no?
ResponderEliminarUn beso: Rosalý
Rosaly, el tiempo ni se inmuta, somos nosotros los que lo atravesamos con mucha prisa. Si miras la fecha verás, que faltan tres días para que se cumplan dos años desde que fue escrito y me estoy enterando ahora... Espero que nos queden muchos más en el ruido.
ResponderEliminarGracias por estar ahí. en