ESTOY AMANDO EL JAZZ

Estoy amando el jazz.
Ni te imaginas.

Cada noche se cuela una gotita
por la rota teja.
Me perfora el oído,
me machaca la mente
y el corazón se aplaca ya de madrugada.
Soñaría recostada  sobre
la negra cola del piano.
Dormiría abrazada al contrabajo
sonando en pizzicato.
Con voz de negro, lanzaría un quejido
que llegara hasta dónde no conozco el lugar,
y con voz de blanco
precipitaría a Alfonsina hasta el mar
dando término a su agonía.

Estoy amando el jazz.
No sabes cuánto.

Cada noche se adentra,
se descuelga de su altura
aporreando mi portón sin cerrojos.
Y despierta una nota nueva no escrita.
Y el saxo desafina queriendo.
Y la batería casi se oye.
Y la trompeta se olvida que es trompeta
y enloquece.
La guitarra se acomoda entrando
en el murmullo de una ola lenta
—pareciera un enjambre de abejas
dispuesto al asalto…, ya no hay compás,
solo un silencio marcado por la nota perdida
                                                  en el espacio.
Estoy amando el jazz.
No sabes hasta dónde.
          


Kenny G.

No hay comentarios:

Publicar un comentario