NO ME DEJES DORMIDA
Despiértame.
Por los arcenes, hay cien amapolas y miles de colores
fuera de un
coche muerto.
Entre las piedras de las calles se asoman hojas
amarillas que anuncian
el verano, y hay naranjas pequeñas —como perlitas de collar—, ajenas
al dolor que se baña en el gris, cómo si el pie que empuja
no llevara
un guisante en la bota.
No me dejes dormida mientras pasa la luz.
No dejes que me pierda los milagros.
No permitas que pise la muerte todos mis días.
Quiero ver las adelfas de la autopista A-92, habrán crecido tanto…
Quiero subir a la mano del chopo. Bajar hasta el dedo
del río.
Lanzarme por un terraplén de espigas y mientras,
lento, oír cómo se
aman las cumbres.
Tumbada al sol, mis versos se encharcarán de nieve,
desvelando a la
loca, a la pálida Ofelia.
Despiértame.
Despiértame.
Otro hermoso poema, Julia. Me gusta la forma que le has dado, mezclando prosa y versos.
ResponderEliminarCon imágenes un poco surrealistas, no? Me gustan.
un abrazo
Una vez más, gracias Gregorio. Sí,me gusta bañarme de sueños, pero no sabes hasta qué punto son realidad. Un abrazo
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