“Y por el
poder de una palabra vuelvo a vivir.
Nací para
conocerte, para cantarte.
Libertad”.
Paul Eluard
LA VOZ
DEL POETA
El invierno
desaparece como un sol a media tarde
mojando los balcones de un violeta
grisáceo. Como todo instante agonizado
que va desplazando el mundo hasta el próximo.
Todo es zozobra en el pulso de una hoja
en blanco, basa, fuste, capitel
de la columna sagrada del poema.
El invierno
se esparce en medio de un campo baldío
donde resbalan los versículos.
Y la voz del poeta, ruge, canta
—una vez más— la palabra dormida:
Libertad.
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