UN RECUERDO... MI MADRE
Un paisaje, un balcón
un ladrillo, todo devuelve
algún recuerdo.
Los pinos siguen donde los dejé
—su raíz encanecida—.
A los siete años, un niño se duerme
como un verano agotado, sincero
con el blanco en la frente.
La iglesia y sus campanas con su gong de alquimista.
El olor de las pieles,
jaramagos, tierra húmeda.
La esencia traspasa el ensueño
y la piel se baña en albaricoque y menta.
Y las manos destilan su azul dentro del agua
y escribir versos es jugar a muñecas
sobre el otoño.
Mi madre era feliz.
Durante un tiempo, ella cantaba.
Durante un tiempo, hizo pan dulce.
Durante otro tiempo, estuvo muda.
Y volvió a reír
cuando bajó la nieve
a dorar la piedra en mi calle.
Mi madre volvió a reír…
Y luego, el cielo fue cemento
y las plantas arena.
Llevo su nombre, y tú, el mío.
De “Poemas a Julia”
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