“Así también la mano más amada
rozando el corazón hace una herida…”
Sully Prudhomme
LAS TRES DE UNA TARDE DE ABRIL
Sabiendo que de tu ausencia no hay vuelta atrás
y colgando la
memoria seguramente donde se cuelgan
las memorias en invierno:
tu
cara se me antoja
hermosa como
una tarde de abril.
Podría decir
una tarde cualquiera de otro mes cualquiera.
Pero julio
quema demasiado a las cuatro
y
diciembre
tiene
Nochebuenas como brasas que abren heridas en los
dedos a las
seis.
Si mal no recuerdo —prescindiendo del tiempo y su memoria—
a estas horas habrías
visitado mi intimidad.
Estarías
enfadado con las rosas del tálamo.
Con los bellos
durmientes.
Con los bellos
fingidores.
Y hasta con el
piano por andar dormido en la luna.
Saldrías
dejando un chorreo de estrellas iracundas
y algún que
otro estruendo apasionado.
Le reclamarías
a mi puerta su impertinencia al abrirse
y la arrojarías
sobre el aire de tu paso.
Mi puerta se
quejaría
—siempre se le
escapaba un… Ay —,
soltando astillas
y estrellando insectos.
Yo me habría
tapado la rubia calavera con la sábana
y habría
esperado tu vuelta incendiaria a las tres.
Las tres
de una tarde de abril.
hermosísimo el poema "las tres de una tarde de Abril"..me ha recordado en algunos versos a mi primer amor...precioso y muy bien estructurado como todo lo que haces querida Julia...besote...
ResponderEliminarGracias, Inma. Me alegra verte por aquí y que te guste. De eso trata, de amor y desamor. Un beso, guapetona.
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