LEGADO DE UNA
MADRE A SU HIJO
LO NECESARIO
PARA LA VIDA
Hijo, habrás de adentrar tus largos pies
por un cercado de nostalgia.
La nieve blanqueará tu pelo
hasta hundirte en el pálido ramal.
Deja que te hable con su voz de tierra
—lleva mi
pulso—.
Escucha..., los arpegios van lejanos...,
será algún pájaro de lluvia
cuando, tumbado bajo una sombra de trigo,
me
recuerdes.
Luego, camina el pedregal hasta ver el bloque de
rocas
—echó raíces
como el viejo sauce—.
Agradécele al fuego su milagro.
Agradece a la nieve su calor
y a la abeja su almíbar.
Entra en la estancia como quien entra en un
templo, reverente.
Préstale oído a la alcuza, su tea, lleva una
vida ardiendo.
Su rojo, alumbra los peldaños
de una escalera por donde transitan
las horas de aquel tiempo generoso.
Arriba —donde ríen los niños—, solo un baúl
junto a la cama,
y dentro:
un lápiz, una goma, y una libreta.
Aún recuerdo sus labios líquidos,
su contacto, su olor,
su espalda ancha, su abdomen,
su comienzo de brazo largo, y su luz resbalando
mis pestañas
como el agua por los cerezos…
Todo es tuyo ahora, hijo mío.
11/5/17
Creo que es de los mejores poemas que te he leído, Julia, muy bueno! Enhorabuena. un abrazo
ResponderEliminarGracias compañero, me animas a seguir trabajando. Un abrazo
ResponderEliminarEste fue el regalo de cumpleaños a mi hijo el día en que está fechado.
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