(Monologo dramático)
HABLA UN DESTERRADO DESDE EL
INFIERNO DE DANTE
“Mis enemigos… salían como duendes aparcados en los
rincones de una
negra estancia.
Miradas furibundas.
Dedos apuntando, portando la
bala de metralla al estómago dispuesto
a la náusea.
“Perdóname por odiarte tanto…” ¡BOOM!
El estampido quedaba
amortiguado por las gruesas paredes cubiertas
de rancios terciopelos y el
sonido insistente del beso de Judas.
¿De dónde salieron tantos…
o era uno multiplicado como
el sonido de un grillo
o era un corrillo de cucarachas
a la puerta de su cloaca?
No sabría explicarlo
¿o sí?
Quizá fuera desmedida mi
sapiencia.
Quizá fuera tocado por los
hados de las tinieblas.
Quizá mi garganta se creyó
poderosa.
Quizá mi lyra no sonaba
bien o todo lo contrario.
Dios, cuánto orgullo
desmedido
agarrado a mi
cuello.
Luego,
Virgilio, mostraría a Dante,
la suerte de los
fracasados”.
El Mesías_Aleluya_Handel
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