EL REFUGIO

Miré al árbol y asintió.
Y como un pájaro escalé a su rama;
y contemplé desde mi altura el suelo,
y mecí mi esqueleto transparente
desde su luz de abril,
donde el relieve de su cal
                              se funde con la tierra.
Y era un pájaro
con plumas de sílice y agua.
Y era la agudeza del viento,
la hoja que tiembla en el rocío,
la angustia refugiada entre su sombra.
Y era, por un momento, el propio árbol,
y en su mecida, en su dura inocencia,
besé como besan los niños. 
                                                                 

2 comentarios:

  1. Muy hermoso, Julia, esa identificación con el árbol, con muy buen ritmo. Me choca un poco lo de "dura inocencia", Gracias! un abrazo

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  2. Gracias, Gregorio, por tu comentario. Un abrazo

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