EL REFUGIO
Miré al árbol y asintió.
Y como un pájaro escalé a su rama;
y contemplé desde mi altura el suelo,
y mecí mi esqueleto transparente
desde su luz de abril,
donde el relieve de su cal
se funde con la
tierra.
Y era un pájaro
con plumas de sílice y agua.
Y era la agudeza del viento,
la hoja que tiembla en el rocío,
la angustia refugiada entre su sombra.
Y era, por un momento, el propio árbol,
y en su mecida, en su dura inocencia,
besé como besan los niños.
Muy hermoso, Julia, esa identificación con el árbol, con muy buen ritmo. Me choca un poco lo de "dura inocencia", Gracias! un abrazo
ResponderEliminarGracias, Gregorio, por tu comentario. Un abrazo
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