EL DOLOR DE VIVIR

Que el dolor de vivir no se vuelva renuncia,
nada se aleja tanto que no pueda volver.
Las huellas siguen fértiles
lejos de las palabras que dijimos,
el mundo va lleno de aire,
de agua, de sal, de barro donde escribir de nuevo.
Recuerda: hasta lo no esperado nos ahonda,
y los ojos de león se callan a tu paso,
y llega el verde fuego de los arces,
y otra vez, las rosas, se rompen 
                                      en rosas por tu cara.

No te obligues por las esquinas
de los nombres. Ya viene el sol.
Mira  se acerca muy despacio
ya viene la alegría con el sudor a cuestas.

Decidme, si no es esto sueño de mi locura…

                                                                                                  15/6/17

2 comentarios:

  1. Buen poema, Julia, me gusta, me suscita esperanza y buen ánimo, gracias
    Un abrazo

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  2. Me alegra mucho provocar ese ánimo, Grego. Un abrazo

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