NAUFRAGIOS
Yo estaba sola por dentro, tu beso
no encontraba su grieta.
—Los muros de
tus labios, secos,
son ásperos melocotones
con su gota de almíbar vagando por el frío.
—Oí con mi propia voz.
Yo estaba sola por dentro, tu cuerpo
en otra esquina del mundo.
—Despierta,
despierta, que el barco se hunde
y naufragamos como gente sin esperanza.
Era mi súplica desmesurada
frente a la costumbre.
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