ANTES DE LA ENVIDIA
No estoy allí,
y la nieve me cobija, las piedras hacen mi castillo y el
candil me
arropa la espalda.
Los cultivos,
los cerezos, la endrina y el viejo cementerio son un batir
de alas con
ángeles azules frente a lo sublime.
No estoy allí,
y la mañana es tan clara como el oro y su tarde.
La poesía se
mece en la sábana de la aurora que brilla en lo invisible,
y el amor, va
ceñido al amparo de un bosque.
Y todo, antes
de la noche y su leyenda de pecado, antes de ver la
envidia entrando
por mi calle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario