MIS MANOS
Una habitación blanca de colores.
Un suelo por donde aparcar
mi corazón como un guijarro,
sin paracaídas.
Mis manos esperando
el nuevo sueño, la nueva aventura
del despertar en lugar neutro
al relente y sin memoria en los ojos.
Abrir de par en par mil puertas
sin fronteras a otra verdad.
Ya desterrados los amarres de antes
—limpios de barro los zapatos—
qué ligero se alza el vuelo hacia Dios.
Un bello poema de confianza, libertad y apertura a lo nuevo, Julia, felicidades, un abrazo
ResponderEliminarGracias, Greggo, me animas a seguir escribiendo lo que siento. Un abrazo
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