EL POEMA DE MI VIDA
Ligero,
intrépido, como el cristal.
Lo quiero
libre de lazada.
Fiel
a sí mismo.
Sencillo hasta
el hartazgo.
En
la palabra de la calle
—un
asfalto de oscuros adoquines
acostumbrados
a mirar las piernas
de la sombra del
hombre.
Delgado,
intrépido, como el cristal.
Abierto como rosa en mayo.
Niño frente a
la luz
en su primera vez.
Lo quiero por los cerros.
Pálido en su
blancura.
Inquieto, como
el agua.
Selecto,
intrépido, como el cristal.
Lo quiero como
la mañana.
Por la furia del viento
arrastrado.
Desnudo frente a luna clara.
Llorando
junto al árbol.
Risueño, como
corriente de río.
Fino,
intrépido, como el cristal.
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