LÁGRIMAS POR UN POTRILLO
De singular belleza, ese
ojo de las nubes
—prestando al cielo el azul
que le falta—,
pasa rozando la crin de un
potrillo
barrido por el viento hacia
otra orilla.
Agua dulce embarrando el
suelo.
Aturdido espacio de un
segundo.
Torrentes de un dolor
enfermo.
Van las mañanas apagadas por el tejado de la sombra
mientras el trote esparce
un sonido vacío.
Agua de nube arrastrando la
muerte
y la niña, cabalga sin montura
a ras de un potro de Picasso.
Hay un sueño blanco frente a
dientes recién paridos
y una lágrima, no fingida,
se vuelve surtidor de arena entre las raíces del pecho.
El coto va llorando la
muerte de un caballo
y por el aire, una línea de
luz se cuela
rodando
hacia el costado del
cuadro.
Caballos de la Naturaleza
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