MUERTE EN EL LAGO
En el edificio, solo la dama se asoma al
vendaval.
Desde su ventana, suelta las notas de una risa
enferma y vuelve
al piano de aire, señor de su alcoba, bestia de ojos del color del
lago que refleja en el cristal sus ramas, maravilla
de seda, mar
de fantasía, ídolo de dioses caídos en desgracia
apurando su
último sorbo.
Allá abajo, en el calmo del agua, enredado en
trenzas de garra
infernal, yace el óxido de un sonido acallando
una partitura de
infestas tragedias.
Música. Mórbida ensoñación.
Duerme la dama. Composición rasgada como cortina
de años.
Armonía ahogada en su
universo.
El lago es un bosque más allá del sol.
11/2/17
Preludio_Nº4_Chopin
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