El SILENCIO

Soltaba sílabas
como migas a las palomas.

Abrió las puertas de su casa dando
paso a los vientos contagiados
de preguntas a los árboles.
¿Dónde van las palabras?

            ¿Dónde van las palabras?
                                       ¿Dónde van las palabras?
                                                                     ¿Dónde van las palabras?
gritaba el eco burlón con su voz
de acero sin el mínimo
atisbo de piedad.
Contestaba el silencio del armario,
y las flores de tela, sin agua y sin recursos,
se fundían con la tierra.

Abrió las puertas de su casa dando
paso a las palabras, pero estas,
se negaron a entrar
para no confundir el sosiego.


El tren que no separa

No hay comentarios:

Publicar un comentario