LA SILLA












El andén rezuma inquietud
por la pared.
De los abrigos y gabardinas
asoman puños prietos.
El vaho se confunde
con fuerte olor a Winston,
y en la sala de espera
la silla
se presiente maltratada.
—Han pasado
muchos trenes hoy —se dice.

                                —Y todos equivocados.

 26/11/16

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