*“Hay gente que enseguida hace amistad con los árboles…”.
Y eso sí es una suerte. A mí me gruñen hasta las
paredes en mi
dormitorio de arpillera.
Soy el tigre que anido dentro. Dice que —como las
hojas, en cada
primavera—, se diluye por mis brazos igual que brisa, y que
se hace mármol, esmalte por las ingles de los dedos.
Que esculpe sus esmeraldas en mis tobillos, y que se vuelve
arroyo por
mi piel.
“Eres un gato con vuelos de ángel”, murmura, y mis acufenos
se crispan como bosque de zarzas.
Es caníbal vagado por mi entorno.
¿Cómo así serán mis amigos los árboles que asombran el sosiego?
¿Cómo emprender coloquios con los días o con los
orificios de las tardes
si me habita un taimado desde que me vio nacer la
muerte?
¿Cuándo el cielo que cubre mi tierra aprenderá a
leer en mi boca de
paja?
Espantapájaros azul.
Avioneta sin pilotar.
Payaso vestido de luto.
Torpeza con pies de escayola.
Mamarracho del tiempo amigo de las nubes (…).
Mamarracho del tiempo amigo de las nubes (…).
*Paco Umbral
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