SOLEDADES
MI ABUELA
Yo quise una abuela sabia, que me abriera el pescado en tiras, sin
espinas. Una abuela, como son las abuelas. Valiente,
contadora de
cuentos de finales con perdices.
Una abuela sin pañuelo en la cabeza como pirata a
media noche.
Que le gustara tomar el sol, comer piñones, pelar
castañas, vivir a
tope.
A mi abuela la escondió el mundo.
Le cerró los ojos. Le tapo el corazón. La encerró
en un cubo rojo.
Mi abuela, era una roca.
Mi abuela, era una roca.
ESPECTROS
Que son y ya no son.
Igual que sombra bajo piel de una fría noche,
sin embargo, la luz los evidencia.
El oro de
un cojín
se recoge en el
regazo
mientras
las plumas se
adentran, se adentran hasta calar los huesos.
Qué espesa sube la noche por la noche.
Qué espesa sube la noche por la noche.
Qué leve es la
saliva en la garganta.
La montaña está
ausente de la vista
y hay un río de abejas recorriendo la sangre.
Qué densa está
la noche, esta noche.
***
LA ARROGANCIA
Es
la arrogancia de la roca
la
que nutre la noche.
El
desespero de un instante
—la
cima de su añil— quien turba la mañana.
Es
el ímpetu
de un núcleo insatisfecho
quien
desmantela la verdad
de
la espina
sin brote al fin del día.
***
UN ESPACIO
UN ESPACIO
Un espacio. Deja
que pinte otra vez la fachada
—es otro mi
color—.
Es el
pensamiento el que dicta mi impulso en las sílabas y las vuelve
horizonte.
Es un traidor
afincado en el agua
de los ojos,
en la arena de
la raíz
rota de
sostener este chamizo
como esponja
goteando verdinegro.
La vida,
déjame un
páramo
sin deudas,
sin diezmos,
sin deberes.
Que no me
halle la noche con el ocre en los dedos.
Que en sus
vacías cuencas
no se lea el
tedio del andar
mis
despojados
corredores.
Un hueco,
hazme un hueco.
***
NO DUERME EL LEÓN
Ya no duerme el león. Hurga en el filo de la
autopista.
El animal asienta su respuesta en la cuna del
invierno.
El destino del hombre es como un aguafuerte sin
dejarse tocar.
Si te llegas por el vidrio, cuida su lado rojo por el
borde. ***
EL MAR DE NOCHE
No es
tan romántico
el mar
oscuro
ni tan
bella la luna en el límite rojo.
Os lo
aseguro.
Eso es
una absurda fantasía
de poeta.
Tan
negro es, como la propia noche.
El desierto
sin luz.
Es la
muerte del mundo. Os lo aseguro.
No hay
horror más lleno
verse,
enfrentarse
al monstruo
con el
alma desnuda y ausente.
Os lo aseguro.
No es
amable
respirarlo sin alma.
***
SU VOZ
Ya conoces su voz y es nadie.
No has de mirar para saber
su costumbre.
Hubo más gente sola.
Quieres deshabitar la incómoda rutina
y te atropella el tiempo.
Quieres cerrar la puerta
y te barre el viento del sur.
***
UN HOMBRE SOLO
Tuvo tres
hijos
y una mala
cabeza.
Pasa
arrastrando
¿la pierna
izquierda?
Su barba tiene
un siglo.
Un día creyó
en la felicidad.
Los recuerdos
secuestran a la tarde.
Se amontona la
soledad.
Él se quiere
morir y no se muere.
Él no quiere
vivir y sigue solo.
Él se sabe
parásito en el mundo
—nuca sabrá que hay otros—.
Que no os engañen los poemas.
No es bella la vida. Yo soy poeta.
Mocedades
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