Cantos de Hui ying
LA MUJER
La
mujer descendió.
Era
pobre, y campesina era.
Vino
de donde nacen las nubes y mueren.
Vino
de un laberinto de circunstancias crudas,
del
sol, la tierra, y las desesperanzas.
Vino.
Llegó alondra pajiza.
Morir,
no quiso.
Vivir,
no quiso.
Se
desnuda la casa
y
el blanco espino se hunde.
ELEGÍA
No
cayó la luna en la alberca no.
A
cada lado del sendero
las
gramíneas
siguieron su tertulia.
El
girasol erguido.
Indiferencia
en los cipreses
y
los magnolios saludaron al día.
Saltando
por el mar del sueño
pasaste
al otro lado
y
el sol
desafiante
lució
en mi cara.
Hoy se ha
desprendido
una hoja de arce.
Desciende hasta mi pelo.
***
FRÍO EN EL ALMA _ FRENTE A LA MUERTE
El
corazón está desierto y hace calor.
Dadme
un bloque de hielo donde enterrar mis huesos.
Que
un alambre de espinos provoque el color rojo
el
granate de la ciruela
el
despertar del león.
El
ego de mi vientre
está hibernando.
Daña
los ojos la mañana oscura.
Raquítica
y herida pasa la luz del día
por
los jirones de mi blusa.
Mis
pechos se han hundido entre gestos y aliento.
***
Sal de tu barco, marinero gris.
Pisa la tierra, toma el picaporte.
Abre la puerta y ríndete al encanto
de las
acacias.
***
BOMBILLAS ROJAS
Se han encendido las rosas del parque
como bombillas.
En el parque que yo escucho, salpican
los amarillos junto a las palmeras.
El árbol más sencillo esconde mis recuerdos.
Cada hoja seca aporta su puntada
y el moscardón de turno ronda mis cimentales.
En el parque que yo escucho, no hay duendes,
solo mis linfas se hacen agua con los rosales,
los arces y el gorrión.
Todos hablan
yo
inclino la cabeza.
EL AMOR puede ser
ácido como un árbol roto
en una noche de frescos olores
o puede ahogarse solo entre el granizo
sin una gota de agua frente al
cielo y al fondo
del desencanto.
Salieron del desierto como dos bestias
mudas
mientras el mundo se mofaba
como hiena raposa.
Tan decididos
a morir
juntos
que nada importó la sequía.
Ahora llueve a cántaros
y las cerezas se marchitan.
Y ahora qué importa.
HIJA
Como gotas de lluvia eran tus pasos.
Deslizada e inquieta como espuma
atravesando el vientre de la tierra.
Aferrada con fuerza. Contra el viento y el mar,
como las garras de un ave aferran su rama.
***
DEBUSSY - CLAIR DE LUNE
No hay comentarios:
Publicar un comentario