LA CARTA
Por estos años: déjame que te recuerde el aire
que movió nuestras
ropas junto a estrechas aceras...
La Trepadora
por el muro vengador se despeina.
Tu holladura en la
mía, mi pupila en tu iris.
Deja que suba al
limonero y salte
los
peldaños de tu guarida.
Que huela la
añoranza del laurel
y la lluvia
empapando el despertar del roce.
El agua, acaso…
Acaso, el agua sobre las copas de los árboles
ahogue el gemido
de la tierna alondra.
Acaso venga otro día menos oscuro, dócil,
que arrase el rojo de la
tierra,
el dolor que
estremece
el morir propio.
Me parece muy hermoso, Julia, gran poema! Un fuerte abrazo
ResponderEliminarGracias, es tan entrañable que entres por mi puerta que me anima. Hasta luego!
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