MAREA ALTA
A dos pasos del
grito.
A dos lágrimas
secas que enjugó la salina.
Voy, abiertos los
brazos,
dormida la cerviz,
y el alma, gacela.
¿Cómo me acogerán
los temblorosos juncos?
¿La marea alta?
¿La madera rota?
Acaso guarden mis
huellas en fuga.
Acaso haya una
espera, un eco, una cruz.
Vivo
esos
años y muero otra vez… otra vez…
No hay comentarios:
Publicar un comentario